jueves, 3 de septiembre de 2015

Guiño

Otro día que comienza,
claridad apabullante en la oscuridad,
donde me levanto para no seguir durmiendo,
y le doy la espalda a la cama
para que no me vuelva a provocar 
entrar nuevamente a sus fauces.

Nueva mañana inicia,
corriendo detrás de un reloj,
ignorando las necesidades de muchos,
priorizando solo mi rutina,
insultando a aquel que prioriza la suya,
saboreando restos de yogur y cereal en mi boca.

Primer café despertador,
negro, fuerte, amargo,
casi el saludo de un jefe…
reviso los proyectos de ayer,
programo el día de hoy,
pero todavía no puedo soñar con el mañana…

Consciente que estando despierto,
no he iniciado mi rutina,
sirvo el próximo café con otro enfoque:
¡Buenos días! 

Ahora pertenezco a un proyecto ya ideado,
todo tiene sentido, con o sin mi presencia…
debo ponerme al servicio de los demás 
para sentirme parte del plan,
esperando que al final de la jornada
haya sido útil, utilizado y valioso.

Solo me queda la nostalgia matutina
de haberle dado la espalda a la cama,
ignorando que solo con ese gesto,
debía recordar el plan del que hablaba…
al ver el somnoliento cuerpo que amaba.

Claudio Manganelli



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