Con la calma del mar y la grandeza del trueno,
Aunado a la candidez de un niño y la valentía del fierro;
Ella danza entre fuego y hielo.
Sus ojos como dos lunas brillan,
Resplandecientes, dicotómicos e incandescentes; irreverentes.
No los hagas llorar, no los molestes.
Son sinceros, a veces anhelantes
Pues ella danza entre fuego y hielo.
Su cuerpo no es menos que un mapa trazado por los grandes,
Ni Magallanes ni Colón hubiesen encontrado tales tesoros.
Absorto el cielo se halla, incluso celoso
Ante la suavidad que posee tu mármol cincelado.
A tu anatomía, la belleza es un secreto adosado.
No hay furia alguna que sacuda tu talante,
Ni un centenar de guerreros,
ni la madre tierra acabará con tu existencia hermosa, potente, pertinente,
Pues no hubo alguien tan tajante
Cuando de cuestiones de valor se tratase.
Tú, tan calma, tan tranquila y hermosa; tus labios de coral y demás reliquias marinas;
Nadie a tu bonhomía atrevería a compararse, hereje el que lo haga. Por más que todo eso...
Danzas entre hielo y fuego.
Marena Flores Montenegro
He intentado comentar cientos de veces durante las últimas semanas, pero la tecnología no ha estado de mi lado. Me encuentro en un lugar cuya recepción es bastante esporádica. Pero no desesperéis, aun no olvido el mejor blog del mundo.
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