viernes, 14 de mayo de 2021

#23PreguntasDeProust: Eduardo de los Santos

El año pasado, a finales de marzo, en un piso de la calle Écija, en pleno confinamiento, empecé a caminar por las calles de Madrid cuando todavía no se podía, emocionándome con unas que ya conocía, y descubriendo otras, siempre a través de los pasos de Tania, Manu e Irene.

El libro era Yas, un libro que había pillado en la Alberti pocos días antes del comienzo del estado de alarma sin mucha información, sin mucho preámbulo, un poco llamado por una historia que se desarrollaba en Madrid y una cubierta bastante colorida. Es curioso, pero en casi cuatro años viviendo en aquella ciudad, prácticamente no había leído historias que se llevaran a cabo en ella. Música sí había escuchado; y así fue como Sabina tuvo otro significado cuando volví al ipod de mi adolescencia que traje conmigo desde el otro lado del Atlántico.

Otra cosa que me llamó la atención del libro fue que su autor, Eduardo de los Santos, además de escritor, fuese también librero, una profesión y labor que en los últimos años he aprendido a valorar y a admirar más, especialmente desde que vivo en Madrid. Y fue todo un acierto, porque "la pasajera" y su dueño fueron de las cosas que más me gustaron de Yas

Leer Yas por aquel entonces, cuando en Madrid no se podía salir más que para ir a hacer la compra entre ciertas horas y para pasear a un perro que yo no tenía fue bastante refrescante, a pesar de que la historia me golpeara fuerte en más de una ocasión, con un recuerdo, o con un pattern de esos con los que tienes que cerrar el libro de golpe porque te recuerda mucho a alguien, a algún lugar o a alguna época, e incluso todo a la vez.

Pero esto no se trata de que venga yo a hablarles de Yas, que no soy yo un crítico literario, ni pretendo serlo. No, lo de hoy se trata de Eduardo, del escritor, y también del librero, detrás de Yas.

En los últimos meses, luego de salir de las clases de alemán los sábados, se ha convertido para mí en una especie de ritual involuntario acercarme a la librería Pasajes para errar un poco entre libros y lenguas. Ahí he conseguido libros que ya he leído, otros que he regalado, varios que todavía me quedan por leer y uno firmado por Viggo Mortensen, descubrimiento que como bien entenderán todavía no supero.

Fue en esta librería en donde conocí a Eduardo, al escritor y al librero, pero sobre todo a la persona que ha tenido la paciencia y la amabilidad de escucharme de vez en cuando hablar de cualquier cosa mientras compro algún libro. Eduardo es de esas personas que sonríen a pesar de llevar puesta la mascarilla, algo que para mí dice y significa mucho en estos días que vivimos.

La última historia con la que fastidié a Eduardo hace unas semanas se refería al hecho de que en algún momento de mi vida creé junto a mi hermano un blog de literatura con el nombre de atún literato, y que de vez en cuando nos gustaba hacer entrevistas con el cuestionario de Marcel Proust como base.

Y bueno, la gentileza y la paciencia de Eduardo han dado como resultado que hoy tengamos el honor de publicar en este blog las 23 preguntas de Proust hechas a un buen escritor y a buen librero, pero sobre todo, a una buena persona.

A continuación, las 23 preguntas de Proust y las 23 respuestas de Eduardo, espero que las disfruten.

¿Cuál es tu idea de felicidad perfecta?
La felicidad de ayer, cuando no creía ser feliz. Es una pena, pero es así.

¿Cuál es tu característica más reconocible?
Soy muy sensible, en el peor sentido. Exigente, indeciso, de ego frágil. Mis conocidos coinciden, también, en que es muy difícil verme: salgo poco, socializo poco en persona; es otra respuesta posible.

¿Cuál consideras tu mayor logro?
Haberme rodeado de personas buenas e inteligentes, con mucha paciencia.

¿Cuál es tu mayor miedo?
Perderme en aguas profundas. Me dan pánico los tiburones y los cocodrilos, los monstruos mandibulares que viven en el agua.

¿Con qué personaje histórico es con el que más te identifican?
Gandalf el Gris. Por insistencia mía.

¿Qué persona viva es a la que más admiras?
Creo, sin embargo, que los héroes que lo son de verdad tienden a rechazar la admiración que suscitan. Puede que no admire sin reservas a ninguna persona viva. Por dar nombres, se me ocurren Viggo Mortensen, Stephen King y Antonio Muñoz Molina.

¿Quiénes son tus héroes en la vida real? 
Como en la ficción, los personajes secundarios.

¿Cuál es el rasgo más deplorable en ti? 
Soy un cobarde y tiendo al servilismo. Mataría por una sonrisa y unas palmaditas en la espalda, y evito a toda costa toda cualquier confrontación. Lucho a diario contra eso, claro, sobre todo en la escritura.

¿Cuál es el rasgo en los demás que te hace menospreciarte? 
La valentía.

¿Cuál es tu viaje favorito? 
Los roadtrips por la A6 a Galicia, Cantabria o Asturias en verano.

¿Cuál consideras que es la virtud más sobrevalorada?
La originalidad.

¿Qué palabra o frases usas en exceso?
Disculpe-pero-tiene-que-echarse-gel y otras similares. Es lo que digo más veces a lo largo del día, todos los días, en mi lugar de trabajo desde junio de 2020. Cada vez que la pronuncio pienso: “eres idiota, no tienes que disculparte, son las normas y estamos en mitad de una pandemia”. 

Eduardo de los Santos en la librería Pasajes
Eduardo de los Santos, en la librería Pasajes.
¿Cuál es tu mayor arrepentimiento? 
Haberme descargado Whatsapp, allá por 2011.

¿Cuál es tu estado de ánimo más recurrente? 
Nostálgico; a veces verdaderamente, otras aparente o pretendidamente.

Si pudieras cambiar algo de tu familia, ¿qué sería?
Cambiaría sus bolsillos, les haría muy ricos, que me mantuvieran.

¿Cuál es tu posesión más preciada?
Un reloj de pared de Mickey Mouse que guardo desde niño y que llevo siempre conmigo cuando me mudo. Está disfrazado de mago, como en Fantasía, y las manillas son sus manos y cada número un personaje de Disney.

¿Qué consideras que es lo más profundo de la miseria?
El miedo y la culpa; son cosas que envenenan y esclavizan. Y dejar el fregadero lleno de platos sucios durante días cuando compartes piso.

¿Dónde te gustaría vivir? 
En un pueblo, en una casa más bien apartada, pero con acceso a todo, por supuesto, cerca de una gran ciudad con cines y librerías, y de un centro comercial lleno de esas cadenas de comida rápida que me encantan. Ya sabes.

¿Cuál es tu actividad favorita? 
Escribir.

¿Cuál es la cualidad que más te gusta en un hombre?
La amabilidad.

¿Cuál es la cualidad que más te gusta en una mujer?
La amabilidad.

¿Cuáles son sus nombres favoritos? 
Los inventados por Tolkien.

¿Cuál es tu lema? 
El Team Rocket despega a la velocidad de la luz. Rendíos ahora o preparaos para luchar (¡Meowth, bien dicho!).

Yas, en un piso de la Calle Écija.



viernes, 3 de abril de 2020

#23PreguntasDeProust: Juan Carlos Méndez Guédez

La primera vez que vi a Juan Carlos Méndez Guédez en Madrid fue en una de las cuatro esquinas que se hacen entre las calles de Goya y Príncipe de Vergara, hace más de dos años ya. Yo salía del fnac que está en el número 42 de Goya y él se disponía a cruzar la calle en dirección hacia los números altos de Príncipe de Vergara. Recuerdo que en ese momento pensé en abordarlo y presentarme, pero me pareció un poco ridículo e inoportuno. Yo tenía la idea de entrevistarlo para el atún literato claro, o quizás simplemente felicitarlo por su trabajo, pero por alguna razón, quizás timidez, no me atreví en ese momento a acercarme. Los dos seguimos nuestro camino.

Tiempo después, me tomaba yo una cerveza en Lavapiés con Juan Carlos Chirinos cuando le conté mi anécdota con Méndez Guédez. Chirinos me dijo que había sido un tonto, que no hay nada más bonito para un escritor que eso, que te aborden en la calle y te digan que algo que escribiste ha gustado, que son las cosas que hacen que uno quiera seguir escribiendo. Y ahora, luego de casi tres años, creo que entiendo un poco más a Chirinos.

Lo cierto es que aquella vez en Lavapiés me prometí que si volvía a ver a Méndez Guédez por Madrid u otro lado no volvería a tener pena, me acercaría al menos para presentarme y mostrarle mi respeto y admiración por su obra y trabajo. Y bueno, como decía Cortázar "el azar siempre hace muy bien las cosas"... por eso me volví a encontrar a Méndez Guédez una tarde del mayo pasado luego de un evento en el Instituto Cervantes de Madrid, donde trabaja. Recuerdo que lo alcancé en Gran Vía antes de que cogiera un taxi, a la altura del edificio Metropolis, y habremos hablado probablemente menos de treinta segundos, porque iba apurado, pero esos segundos me bastaron para percatarme de que era un escritor que había que entrevistar para el atún literato, aunque en este caso el entrevistador sea Marcel Proust con sus 23 preguntas.

Tardé mucho en escribir estas líneas y publicar esta entrevista, pero supongo que así tenía que ser, como el tiempo que transcurrió entre la primera y la segunda vez que vi en Madrid a Juan Carlos Méndez Guédez, siempre gracias al azar. Por cierto, la tercera vez que vi a Méndez Guédez en Madrid fue hace poco, en la librería "los editores". Ese día presentaba su último libro: "La diosa de agua", una hermosa compilación de cuentos y mitos del Amazonas venezolano, que me han dejado el bonito regalo de volver a conectarme con una naturaleza y una energía cósmica que extraño todos los días.

A continuación, las 23 preguntas y 23 respuestas, esperando que las disfruten tanto como yo:

¿Cuál es tu idea de felicidad perfecta?
Dormir.

¿Cuál es tu característica más reconocible?
Mi larga nariz.

¿Cuál consideras tu mayor logro?
Cuando un amigo sonríe.

¿Cuál es tu mayor miedo?
Las madrugadas de insomnio.

¿Con qué personaje histórico es con el que más te identifican?
Con el heroico Cacique Yaracuy.

¿Qué persona viva es a la que más admiras?
No lo diré; para que no meta la pata y me haga quedar mal.

¿Quiénes son tus héroes en la vida real? 
Las personas que alimentan o ayudan a esos animales abandonados que vagan por las ciudades.

¿Cuál es el rasgo más deplorable en ti? 
El rencor.

¿Cuál es el rasgo en los demás que te hace menospreciarte? 
Nunca me menosprecio.

¿Cuál es tu viaje favorito? 
El viaje que va del ascensor al rellano. Ese momento en que sales y descubres que aún sigues vivo.

¿Cuál consideras que es la virtud más sobrevalorada?
La cercanía.

¿Qué palabra o frases usas en exceso?
Mejor mañana.

Fotografía de Vasco Szinetar.

¿Cuál es tu mayor arrepentimiento? 
En el 94 vi al Teniente Coronel Chávez hablando en una mesa en un restaurante de Parque Central. Llevaba un espantoso liqui liqui verde. Debí darle un sillazo y dejarlo lerdo. Millones de personas seguirían vivas y estarían tranquilas en sus casas y en su país.

¿Cuál es tu estado de ánimo más recurrente? 
La melancolía.

Si pudieras cambiar algo de tu familia, ¿qué sería?
No puedo ni debo cambiar a otros.

¿Cuál es tu posesión más preciada?
La cabeza de un títere llamado Yaco, con el que jugaba a los cuatro años.

¿Qué consideras que es lo más profundo de la miseria?
Desconocer la respuesta más ingeniosa a esta pregunta.

¿Dónde te gustaría vivir? 
En Madrid.

¿Cuál es tu actividad favorita? 
Dormirme escuchando canciones de Carlos Vives.

¿Cuál es la cualidad que más te gusta en un hombre?
La lealtad a sus amigos.

¿Cuál es la cualidad que más te gusta en una mujer?
La lealtad a sus amigos.

¿Cuáles son sus nombres favoritos? 
Ahora mismo sólo mencionaré uno: “Llanfairpwllgwyngyllgogerychwyrndrobwllllantysiliogogogoch”, que es el nombre de un pueblo galés, y que se traduce como: 'iglesia de Santa María en el hueco del avellano blanco cerca de un torbellino rápido y la iglesia de San Tisilio cerca de la gruta roja”.

¿Cuál es tu lema? 
Vive y deja vivir.

Fotografía de Lisbeth Salas.


jueves, 27 de febrero de 2020

#23PreguntasDeProust: Rosario López

¿Existe algo en la vida que esté exento del azar? Yo creo que no. Gracias al azar, precisamente, fue que yo conocí a Rosario, antes para mí profesora que escritora, pero supongo que se pueden ser las dos cosas a la vez, y mucho más. Pero lo de hoy no se trata de la Rosario profesora o escritora, ni de la periodista, no, se trata de la Rosario mujer, humana, la faceta más fantástica que cualquiera puede llegar a tener, sin títulos ni clasificaciones mundanas.

Y hablo de esta manera porque lo más importante que Rosario me enseñó en sus talleres de escritura, más allá de lo que yo como escritor pueda llegar o no a escribir, fue aprender a escuchar esa voz de niño que, sin lugar a dudas, todos tenemos viva dentro de nosotros, pero que con los tiempos "modernos y profesionales" que vivimos parece ser más un defecto que virtud, aunque quizás ni siquiera tenemos por qué clasificarla, es la voz que es y punto.

Pero no me quiero desviar del tema principal, Rosario y las veintitrés preguntas de Proust que le hicimos desde este blog con motivo del lanzamiento de su nueva novela “Los besos secos”, que se presentará el próximo 6 de marzo en Madrid, en la librería Cervantes y Compañía.

Pasen, lean, y disfruten:

¿Cuál es tu idea de felicidad perfecta?
Un rato en Cádiz, en la playa de la Caleta, ver al mar y al deseo ir y venir, escuchar a las mujeres que juegan al parchís a mi espalda en la arena, comparten dulces, dicen “qué bueno”, se meten unas con otras y ríen, con naturalidad, sin vergüenza sin contenerse, como el mar. Reírme yo también. Ser consciente, ser consciente de que podemos reír. La ducha después del mar. Contarlo. Tener una boca y una mano cerca. Volver al mar.

¿Cuál es tu característica más reconocible?
Pues no sé cómo me verán los demás, entregada, pasional, podría ser. Siempre me ha sorprendido la diferencia entre lo que una persona cree que es y lo que ven los demás. Aún estoy conociéndome. Y ojalá que nunca deje de hacerlo.

¿Cuál consideras tu mayor logro?
Ningún logro es mío solo, ciertamente. Si fuera mío, solamente, sería privado, sería, tal vez, un logro horrible, escondido donde un día me dé por buscar y contarte. Pero no hoy.
  
¿Cuál es tu mayor miedo?
Amar muy poco. Vivir sin amar. Es más importante amar que ser amada. Si una no ama, siempre está sola, aunque la amen. Y eso pasa, con frecuencia. También temo ser una inútil para la persona que me necesite.

¿Con qué personaje histórico es con el que más te identifican?
Pues…, creo que con nadie, que yo sepa. A mí me encantaría ser Carmen Amaya, algunos días.

¿Qué persona viva es a la que más admiras?
Mi madre.

¿Quiénes son tus héroes en la vida real?
Mi familia. Y especialmente las mujeres de mi familia. Las admiro profundamente.
  
¿Cuál es el rasgo más deplorable en ti?
La envidia, sobre todo porque la mayoría de las veces envidio cosas que no me interesan. La envidia es así. Detesto cuando dicen “envidia sana”. No sé lo que es eso. Envidio no poder decirlo, ¡envidia sana!, y quedarme tan tranquila.

¿Cuál es el rasgo en los demás que te hace menospreciarte?
El pragmatismo. Me encantaría ser más práctica, me ahorraría mucho tiempo para invertirlo en las personas y en los verbos que amo.

¿Cuál es tu viaje favorito?
El que hice a Lisboa con amigas de la vida y el que está por llegar. Hoy he soñado con el barrio de Malá Strana, que es uno de mis favoritos de Praga, donde viví un tiempo. Están los viajes que una hace por turismo y los que hace para vivir un espacio y un tiempo. En estos últimos viajes, que no son solo viajes, mutas. He mutado en Praga, Melilla y los Balcanes. Son sitios que llevo en mí. Ojalá pronto uno que deseo.

¿Cuál consideras que es la virtud más sobrevalorada?
La sinceridad, tal vez, como se entiende. Hay mentiras que salvan vidas. En general, es muy difícil hablar de virtudes sin conocer el lugar en el que son vistas como tal. No sé quién dijo: “Las virtudes caminan junto a los defectos”.

¿Qué palabra o frases usas en exceso?
Las típicas, supongo: Mmmm, digo, vale, venga, así, nada más, despacio, vamos allá, qué belleza, como tú quieras, a lo mejor me estoy metiendo en lo que no me importa, perdona, no sé si me explico. Hasta dentro de un rato.

¿Cuál es tu mayor arrepentimiento?
Ninguno. Sé que no es nada original responder esto, pero lo que hice en ese momento es lo que sentía y pude hacer en ese momento. Por eso hoy está bien.

¿Cuál es tu estado de ánimo más recurrente?
Depende de a lo que tenga que enfrentarme; pero procuro estar en paz, pase lo que pase.

Si pudieras cambiar algo de tu familia, ¿qué sería?
Absolutamente nada.

¿Cuál es tu posesión más preciada?
Un diario que tengo de cuando era adolescente. Hace poco lo abrí y me reí en unas partes, en otras, me dije: “Qué lastimita de muchacha”. Pero sobre todo es un tesoro porque compruebo que la esencia de lo que soy y deseo y me pregunto está ahí. También es muy mágico porque hay sueños que tenía y se han cumplido. Respeto a la niña que era. Me da ternura.

¿Qué consideras que es lo más profundo de la miseria?
La soledad.

¿Dónde te gustaría vivir?
Ahora mismo en Madrid. 

¿Cuál es tu actividad favorita?
Ser turista en la ciudad que vivo, Madrid. 

¿Cuál es la cualidad que más te gusta en un hombre?
La escucha.

¿Cuál es la cualidad que más te gusta en una mujer?
La escucha, también. Es lo más parecido a la generosidad.

¿Cuáles son sus nombres favoritos?
Los fuertes, como Carmen, y los que te acunan, como Cecilia. También me gusta mi nombre, por mi abuela. Y Manuel.

¿Cuál es tu lema?
Todo está conectado, escribimos todo el rato. Escribimos también cuando no escribimos. Juan Ramón Jiménez dice en Espacio que con amor y luz todo se hace y que lo que hace el amor no acaba nunca. Y yo lo creo. Lo universal, dijo Miguel Torga, es lo local sin paredes. Puede que esta entrevista nos cambie la vida, a ti y a mí, o se la cambie a uno de Malá Strana que nos esté leyendo mañana y venga de ayer y otro planeta. Al encuentro y a su posibilidad me entrego. Me entregaré siempre.


Escribir me permite alargar el brazo y, a veces, tocar el mar.
Fotografía de Raquel Serrano.




martes, 26 de diciembre de 2017

Cineclub: Paterson

por Rebeca Padierna

Paterson
Paterson Ciudad
Paterson a dónde mires,
detrás de ti, escrito en un mural.
Idílica, inspiracional, interpretativa.

Es la esencia poética del día a día.
El respirar de las palabras mientras se escriben en tu mano y luego, por supuesto, en tu libreta.
Es el lapso de tiempo, silencios y ruido.
Conversaciones vacías e intrincadas, amor fingido y ficticio, obsesión confundida con delirio, y más importante que todos estos, amor prolongado, duradero, real. 
Amor a vivir, detenerse y contemplar.
A encontrarse por casualidad a un niña poeta de 10 años en un callejón, sentada, esperando a su familia, y que recite un poema sin rima, que te cale la sangre:

Water falls
from the bright air 
It falls like hair.
Falling across the young girl’s shoulders.
Water falls.
Making pools in the asphalt.
Dirty mirrors,
with buildings and clouds
inside.
It falls on the roof of my house,
it falls on my mother,
and on my hair.
Most people call it: rain.

Amor a no vivir sin darse cuenta,
a observar.
A entender que hay de dónde sacar poesía en lo que mires, en las situaciones más convencionales y aburridas, los encuentros más casuales, en las conversaciones entre desconocidos que se dejan escuchar sentados a pocos asientos de ti en el autobús, o metro quizá.

El regalo de un cuaderno vacío.
"Sometimes empty page presents more possibilities".
Infinitas oportunidades de creación y canalización.
De escribir y describir sentimientos.

Paterson Poeta.


domingo, 10 de diciembre de 2017

#23PreguntasDeProust: Juan Carlos Chirinos

Luego de más de un año viviendo fuera de Venezuela me he dado cuenta de lo difícil y a la vez delicado que resulta hablar del país que uno lleva marcado en la piel, porque es difícil hablar del sitio dónde uno creció y fue feliz sin caer en la euforia o en la rabia que pueden aflorar tan fácilmente cuando uno simplemente piensa y trata de explicar a la Venezuela de estos días.

Por eso he ido intentando, durante el último año, hablar desde una perspectiva más calmada y objetiva de Venezuela, menos visceral, con más datos en las manos y menos cuentos en la boca, pero no es fácil... porque todo se mezcla, y en estos días que vivimos todos tenemos amigos o familiares que se convirtieron en tristes datos de una mal llamada "revolución", y entonces los números duelen, y cuesta decirlos sin rabia o tristeza.

Pero fue gracias a este interés por lo "objetivo", si se le puede llamar así, que al final de una tarde en Madrid terminé en la librería Los editores, fantástico lugar donde ese día se presentaba un libro: "Venezuela", de un escritor llamado Juan Carlos Chirinos. Fui porque alguien me dijo que aquel libro había sido escrito para ilustrar al mundo "lo que es Venezuela, más allá de la política, más allá de la actualidad, como un manual para intentar entender a Venezuela...", y qué acertado comentario.

Durante aquella presentación entendí que, durante los últimos años, más allá de la conciencia histórica que los venezolanos y venezolanas podamos tener, nos falta todavía entender con humildad y paciencia el por qué de muchas cosas que en la actualidad nos hacen llorar, y es un camino largo hacia atrás, pero necesario; imprescindible para intentar descifrar la razón de tanto caos y, si se quiere también, eventualmente, darle fin.

Pero el golpe más fuerte me lo llevé cuando conocí al escritor, Juan Carlos Chirinos, novelista, cuentista y biógrafo nacido en Valera (el centro del mundo), y digo golpe porque Juan Carlos vive fuera de Venezuela hace más de veinte años, y bajo ese supuesto yo la verdad no esperaba de "Venezuela" una aproximación tan cercana al hoy, pero por fortuna me equivoqué, e incluso me atrevo decir que pocas personas han dibujado ese "por qué" tan claramente como Juan Carlos.

¿La razón? no lo sé... pero supongo que a veces el alejarnos nos ayuda a entender mejor, como cuando estamos en un museo y nos echamos para atrás con el fin de admirar un cuadro.

Ahora bien, lo que sí sé es que Juan Carlos Chirinos respondió hace poco el cuestionario que alguna vez elaboró Marcel Proust, y yo simplemente lo dejo por acá, esperando que lo disfruten.

Hola Juan Carlos, acá te dejo las preguntas, siéntete libre de responder cómo quieras, y de nuevo muchas gracias…

¿Cuál es tu idea de felicidad perfecta?
Tener por delante tiempo indefinido.

¿Cuál es tu característica más reconocible?
El humor.

¿Cuál consideras tu mayor logro?
Haber sobrevivido a mi nacimiento.

¿Cuál es tu mayor miedo?
El dolor físico.

¿Con qué personaje histórico es con el que más te identifican?
La verdad no lo sé; espero que con alguno que sepa leer.

¿Qué persona viva es a la que más admiras? 
A los gatos.

¿Quiénes son tus héroes en la vida real? 
Cicerón, Alejandro, Rómulo Betancourt y la condesa de Vilches.

¿Cuál es el rasgo más deplorable en ti? 
La ira.

¿Cuál es el rasgo en los demás que te hace menospreciarte? 
No lo entiendo; pero creo que es la soberbia del ignorante.

¿Cuál es tu viaje favorito? 
En tren.

¿Cuál consideras que es la virtud más sobrevalorada? 
Las virtudes no están sobrevaloradas; se sobrevaloran los que creen que tienen alguna en grado superlativo.




¿Qué palabra o frases usas en exceso? 
«No sé si me explico». 

¿Cuál es tu mayor arrepentimiento? 
Procuro superar los arrepentimientos rectificando; pero si no se puede, pues no se puede: «pa'lante es pa'llá».

¿Cuál es tu estado de ánimo más recurrente? 
La ensoñación.

Si pudieras cambiar algo de tu familia, ¿qué sería? 
La distancia.

¿Cuál es tu posesión más preciada? 
Mis libros y mi flauta.

¿Qué consideras que es lo más profundo de la miseria? 
Creerse ella.

¿Dónde te gustaría vivir? 
En varias ciudades al mismo tiempo, en modo mecánica cuántica: Valera, Madrid, Caracas, Salónica, Ámsterdam, Bogotá, Filadelfia...

¿Cuál es tu actividad favorita? 
Como a Fernando Fernán Gómez, a mí lo que más me gusta en la vida es dormir.

¿Cuál es la cualidad que más te gusta en un hombre?
La lealtad.

¿Cuál es la cualidad que más te gusta en una mujer?
La lealtad.

¿Cuáles son sus nombres favoritos?
Juan y Carlos. César y Aníbal.

¿Cuál es tu lema?
El que va a salir, se asoma.


Fotografía de Connie G. Santos


jueves, 30 de noviembre de 2017

Cineclub: Magnolia

por Rebeca Padierna

Magnolia - 1999

Magnolia tiene tantas capas, como estrellas el universo. Es una película para centrar tu mente por unas horas en seguir sus historias, y a la vez, prestar atención a cada pista que el director estratégicamente arroja en escena para darle más sentido y compenetración al plot.

La eterna pregunta sobre casualidad o causalidad, las almas en pena, las repercusiones y consecuencias de acciones pasadas, maltratos, tragedias, pero sobre todo: el continuar hacia delante.

Su nombre, uno de los muchos acertijos de la película. El director no ha querido aclarar a qué se debe, pero si ha hecho comentarios: es posible que sea porque sus historias se desarrollan en la forma que se extienden los pétalos de la flor Magnolia, o porque muchas escenas clave ocurren en Magnolia Avenue. O tal vez sea porque la palabra se asemeja mucho a “Magonia”, nube donde en la mitología griega se cree que las cosas se quedan en ese lugar del cielo hasta que es hora de caer.

Yo escojo creer en que todas las anteriores son correctas.

Con una actuación impecable de todo el elenco, especialmente de Tom Cruise, logrando de T.J. Mackey una sátira y burla bien estructurada a la manera en que la mayoría de la sociedad se ha encargado de criar y educar al género masculino.

En definitiva, una película genial e intrincada, que anuda cada punto, cada historia, con extrema sutileza y sentido manteniendo al espectador interesado en todo momento, saltando de historia en historia y creando vínculos interesantes entre ellas.

9/10

#CineClub


domingo, 19 de noviembre de 2017

Cineclub: Perfect Sense

Sentir, qué importante es sentir, pero a la vez qué común lo vemos, todo el tiempo, como si fuera algo que siempre ha estado ahí y que nunca dejará de estarlo, cuando la verdad es que todo sentimiento, en el amplio sentido de la palabra, es efímero e infinito a la vez, fugaz y perpetuo en el tiempo, porque no se trata solo de nosotros, sino de lo que dejamos en el camino, lo que hacemos sentir en otros.

¿Alguna vez te has quedado absorto acariciando la textura de una naranja?

¿Alguna vez te quedaste mirando una pared azul simplemente admirando el color?

¿Cuándo fue la última vez que lloraste con el olor del mar?

¿Sentiste alguna vez que tu corazón se aceleró al escuchar una voz?

¿Despertaste alguna vez con un sabor en la boca que te recordó a alguien?

Es increíble, y algunos dirán que suena a cliché, pero todo es sentir, la vida es sentir permanentemente, sin pausa ni tregua, aunque deleite, o aunque duela, no hay diferencia, sentir es la vida en su más pura esencia; y una herida en la mano o un orgasmo son síntomas de estar vivos en la misma medida.

En ese sentido “Perfect Sense” es un hermoso recordatorio de lo importante que es sentir, todos los días, toda la vida; y si te gusta la fotografía la disfrutarás aún más, y si sabes ver también, y escuchar… en fin, si sabes sentir, de verdad.