Una vez Darío, gran amigo de la vida, me recomendó leer "Santiago se va", una novela de José Urriola, un autor que no conocía pero que, según Darío, yo, y especialmente yo, tenía que leer. Por aquel entonces yo me encontraba de cierta manera planeando mi ida del país en el que nací, Venezuela, aunque todavía no tuviera un rumbo o plan certero, pero lo cierto es que interpreté el consejo de mi amigo como algo puramente relacionado al hecho de que probablemente pronto me iría, como Santiago, que se va, que se fue, y yo no podía estar más equivocado.
Tardé en hacerle caso a Darío, lo confieso, tardé tanto como el tiempo transcurrido desde aquella vez hasta el día que me tocó hacer las maletas antes de partir y elegir los pocos libros que podría llevar conmigo, difícil pero interesante ejercicio, y yo que pensaba que elegir los 23 que van al Mundial era complicado. Pero sí, al final me llevé "Santiago se va" a Madrid, un libro de fuego, y sí, me fui a Madrid, como el mismo Santiago alguna vez.
En Madrid, entre muchas cosas, idas y venidas de metro terminé leyendo "Santiago se va", una obra que me pareció fuera de lo normal, de lo común, de lo esperado ¿y cómo no? también me sentí identificado; Darío tenía razón, pero haberme ido, como Santiago, era la última de las razones por la cuáles tenía que leer ese libro en aquel tiempo y en aquella ciudad tan llena de colores y contrastes, lejos de casa.
Hoy, le doy las gracias a Darío, que de alguna manera me presentó a José Urriola, un escritor que ha hecho muchas cosas en la vida, entre ellas escribir, pero que además demuestra a través de su obra una sinceridad y franqueza que rayan en lo humano, algo simple en apariencia, pero difícil de leer y ver en estos días. Por eso lo quise contactar desde el atún literato para que respondiera las 23 preguntas de Marcel Proust, algo que si bien es cierto puede que no sea la gran cosa sí es un pequeño homenaje a la gente que de a poco, con palabras, con música o con acciones, siembra en su entorno cosas positivas y bonitas, y eso es lo que hace José Urriola, un inventor de máquinas para los amores imposibles.
Hola José, de nuevo gracias por tomarte el tiempo para responder estas preguntas, un honor para nosotros. Siéntete libre de responder como quieras…
¿Cuál es tu idea de felicidad perfecta?
Tardé décadas en darme cuenta de que mi papá tenía razón al repetirme una y otra vez algo que no quise entender (o no estaba preparado aún para comprender): es que al final uno descubre que la felicidad es idéntica a la calma.
¿Cuál es tu característica más reconocible?
Soy narizón. Un narizón apasionado por los planetas, los astros, la ciencia ficción, el futuro, las máquinas imposibles, la música y el espacio.
¿Cuál consideras tu mayor logro?
Que mi hija de dos años de pronto se aparezca donde estoy, me ponga una manito en el muslo y me diga: papá, te ayoyo (te adoro). Es como si hubiera metido un gol de chilena desde la media cancha en el minuto 93.
¿Cuál es tu mayor miedo?
Tengo dos, uno noble y uno absurdo. El primero es el temor de que le ocurra algo malo a la gente que quiero; prefiero mil veces que me pase a mí antes de que ellos sufran. Y el absurdo es el miedo al ridículo, le tengo pánico y, lo sé, es ridículo, porque al final quién está exento de no hacer un papelón en esta vida.
¿Con qué personaje histórico es con el que más te identifican?
Voy a hacer una encuesta a todas las personas que me conocen a ver qué dicen. Regreso en unos años con la respuesta.
¿Qué persona viva es a la que más admiras?
Se me han ido muriendo los admirados y los admirables. Creo que me quedan tres, músicos los tres: Peter Murphy, Robert Smith y Jota (el de Los Planetas).
¿Quiénes son tus héroes en la vida real?
El astronauta Michael Collins, el tercer tripulante y el único en no pisar la luna de la misión Apolo 11. Es un héroe silencioso, un ídolo de la discreción, el hombre que más lejos ha estado de la Tierra (mientras daba vueltas por el lado oculto de la luna al tiempo que Armstrong y Aldrin decían frases y se tomaban fotos para la historia). Nunca jamás alguien había estado tan lejos de casa y tan solo. Pero eso no lo cuentan, de eso no hay fotos, apenas una declaración del mismo Collins décadas después de la llegada del hombre a la luna: “creo que desde los tiempos de Adán nadie había estado tan solo”.
¿Cuál es el rasgo más deplorable en ti?
La timidez. Qué vergüenza que me dé pena todo.
¿Cuál es el rasgo en los demás que te hace menospreciarte?
La velocidad de palabra. La facilidad para responder en medio de una discusión. Yo vine sin esa enzima, no me la echaron. Yo siempre tardo horas en armar las ideas y traducirlas en palabras: “debí haber respondido esto ayer”.
¿Cuál es tu viaje favorito?
Tengo varios. Durante la juventud la ruta que une a Barinas con Mérida, esa carretera ascendente por la montaña con sus caídas de agua y los cambios del paisaje. Ya más grande votaría por los viajes a la playa con mi esposa. Me encanta verla feliz y haciendo nada pero frente al mar.
¿Cuál consideras que es la virtud más sobrevalorada?
No es una virtud pero nos las quieren vender como tal: esa variante de lo políticamente correcto que vamos a llamar “la buenitud” o “el buenismo”. La apariencia forzada y permanente de “miren qué bueno soy”, “miren qué comprometido con tantísimas causas”, “miren qué talante moral el que tengo”, “miren qué lectura tan superior tengo de absolutamente todos los acontecimientos de la vida”. No lo soporto. Algo bien malo debe haber en alguien que necesite proyectarse como alguien siempre tan bueno.
Vinculado estrechamente con lo anterior: la “ponderación”, el “equilibrio” (que se parece más al equilibrismo), la gente que no es capaz de apasionarse y asumir una posición clara y sin tapujos. Me perturba esa ponderación impostada en los momentos álgidos tanto como el escándalo de un brote neurótico.
¿Qué palabra o frases usas en exceso?
Tengo varias, soy bastante recurrente en mis fascinaciones/obsesiones:
“Y mientras tanto, en Marte…”
“Un post it que dice:”
“Como yo soy bueno recomendando música, aunque ustedes son aún mejores ignorándome…”
¿Cuál es tu mayor arrepentimiento?
Me gustaría ser un mejor amigo para mis amigos. Tengo la enorme fortuna de tener amigos que me quieren, me soportan y están pendientes de mí a pesar de mi ausencia y mi tendencia cada vez más grande al ermitañismo.
¿Cuál es tu estado de ánimo más recurrente?
Yo soy el tipo de los audífonos que va por allá caminando. Sonriendo solo y hablando consigo mismo.
Si pudieras cambiar algo de tu familia, ¿qué sería?
El lugar donde se encuentran. Me encantaría tenerlos, por lo menos, en la misma ciudad, en vez de repartidos por el continente.
¿Cuál es tu posesión más preciada?
Mi familia y mis amigos. Aunque yo no los poseo, me temo que es al revés.
¿Qué consideras que es lo más profundo de la miseria?
El abuso de poder. La cobardía de quien se ensaña con el débil porque se sabe guapo y apoyado. Es asqueroso, deplorable, ruin. El abuso de poder es la expresión más genuina del rencor y el pobrediablismo.
¿Dónde te gustaría vivir?
En Islandia, pero una Islandia con el clima más templado. O en Lanzarote, Canarias, también podría ser. Eso sí, que me quede una ciudad con todas las de la ley a un par de horas para poderme llenar de libros, cines, ruido y contaminación en las vacaciones.
¿Cuál es tu actividad favorita?
Ver una buena película con mi esposa mientras la niña duerme entre los dos. Ponerle música a mi hija. Y jugar con ella a que le aullamos a la luna como los lobos.
¿Cuál es la cualidad que más te gusta en un hombre?
Una mezcla de inteligencia, autenticidad, sentido del humor y –muy importante–humildad.
¿Cuál es la cualidad que más te gusta en una mujer?
Una mezcla de inteligencia, autenticidad, sentido del humor y humildad. Lo que se acaba traduciendo en guapura, sensualidad y belleza.
¿Cuáles son sus nombres favoritos?
Aitana y Arantza.
¿Cuál es tu lema?
Creo que tengo dos:
Vamos a callarnos un ratito para ver (para escuchar) esta maravilla.
El futuro que estábamos esperando no llegó, lo tienen secuestrado.