La mayoría de las personas en el planeta, en mi humilde opinión, no tenemos idea la mayor parte del tiempo de cuánto somos capaces de influir en las personas que nos rodean. Desde hace algún tiempo de hecho mantengo la terca idea de que la mayor enseñanza es aquella dada a través del ejemplo, en silencio o con mil palabras como elegantes acompañantes, pero el ejemplo, lo que se hace, lo que se siembra de alguna manera.
Corría el año 2007 cuando estudiaba por las tardes Derecho en la Universidad Arturo Michelena, ubicada en San Diego, Estado Carabobo, Venezuela... para muchos conocida cariñosamente como Jumanji, asunto que dejo a su imaginación. En mi caso tuve la suerte y el privilegio de llegar y salir de esa universidad en autobus, van, taxi, camionetica, carro propio, cola y hasta en una convi que filtraba sin misericordia la lluvia de un palo de agua. Pero me ubicaré de nuevo en el 2007, ese año tuve la fortuna de contar con carro propio para ir a la universidad: un Mitsubishi Eclipse negro, año 1992.
No era un carro muy grande, de hecho era poco práctico, pues su estilo deportivo hacía que cinco personas en él fuese algo ilegal al circular. El color negro lo hacía especialmente caluroso, sobre todo al no contar la mayor parte del tiempo con aire acondicionado, y qué decir de su baja altura, una desventaja en la fauna de huecos presente en el pavimento criollo. Pero este carro tenía algo maravilloso: un reproductor original del año 1992, sin entrada para CD's ni cable auxiliar, solo una boca para el cassette y algo que me enseñó mucho sin darme cuenta: la radio.
En esa época yo solía regresar de la universidad cuando caía la tarde con mi gran amigo de la vida Salvatore Dalí (sí, así se llama) de copiloto abordo de aquel Mitsubishi Eclipse y solo algo sonaba en la radio: A la cuenta de tres, frecuencia 95.7 FM, ese programa donde Henrique Lazo, Erika de la Vega e Iván Matta nos hacían reír hasta el cansancio con temas que iban desde música y filosofía hasta el maní garrapiñado de Iván Loscher. Ese programa era, luego de una clase sobre leyes, otra clase, una clase sobre la vida, y demostró, como decía David Bowie, que podemos ser héroes para siempre, pues algo tan inocente como un programa de radio se puede convertir en un ejemplo si se hace muy bien, un ejemplo grabado en la memoria colectiva de una audiencia agradecida con profesionales que entienden que ningún legado reside en una persona sino en ideas capaces de ser replicadas y mejoradas generación tras generación.
Hoy, diez años después, Iván Matta, uno de aquellos grandes tres, responde con una genial amabilidad al atún literato un correo, en él están sus respuestas al cuestionario que alguna vez ideó Marcel Proust con la finalidad de ahondar un poco en el espíritu humano. Lo que sigue son las 23 preguntas y sus 23 respuestas, espero las disfruten.
Hola Iván, siéntete libre de responder cómo quieras, y de nuevo muchas gracias…
¿Cuál es tu idea de felicidad perfecta?
Nunca preocuparme de si tengo lo suficiente, en bienes o en capital. Tener un trabajo que le dé métrica y tempo a mi vida, pero que no me asfixie. La libertad de irme súbitamente a Malasia, a Polonia. Un televisor de 40 pulgadas con Dolby Surround. La capacidad de leer 2 libros al día, y como si tuviera memoria eidética, recordar cada página.
¿Cuál es tu característica más reconocible?
Si intento verme desde afuera; la tendencia a intentar aportar algo interesante sobre cada tema, aún cuando el momento no lo pida. Visto desde adentro; soy más ermitaño de lo que debería.
¿Cuál consideras tu mayor logro?
Creo que durante una época, al menos, elevé el estándar de discurso en la radio. Logré ascender en una emisora juvenil, hablando con florituras, y sobre temas densos, sin que se hiciera imposible de procesar para el público joven-adulto.
¿Cuál es tu mayor miedo?
¿No estar vivo para cuando George R. R. Martin se digne a editar el final de A Song of Ice and Fire?
¿Con qué personaje histórico es con el que más te identifican?
Con Dalí, por los ojotes. Con Elí Bravo, en lo radial. Con Bhodi Rook, de Star Wars Rogue One. Se puede argumentar que ninguno de ellos es un personaje histórico, pero tampoco es que mi legado haya ameritado nunca un “Iván, me recuerdas a Napoleón Bonaparte, porque…”
¿Qué persona viva es a la que más admiras?
Así, de golpe, creo que a Stephen Fry. Es un hombre con espíritu renacentista, con talento en todos los ángulos, que ha superado demonios personales, y demonios sociales, y que tuvo la suerte de aprovechar un entorno fértil, para ser tan prolífico como puede. Ah, y a Zidane, que es Dios reencarnado.
¿Quiénes son tus héroes en la vida real?
Mi abuelo, que emigró, como yo, pero en dirección contraria, cuando era mucho más difícil, sin amigos, sin familia en su nueva tierra, no en avión, sino en un barco que naufragó, y luego siguió, con par de cojones. Mi madre, que emigró, como yo, pero después de tener hijos en su país, dejando a alguno atrás, liquidando los poquitos bienes que logró amasar con su esfuerzo, con el mismo esfuerzo con el que sacó adelante la vida y educación de cuatro carrizitos. Mi padre, que como yo, emigró, de vuelta a su Colombia, dos emigraciones en una vida. Con par de cojones.
Fotografía de Octavio Sasso
¿Cuál es el rasgo más deplorable en ti?
Soy mucho más tímido e introvertido de lo que pensaría quien conoce mi carrera en medios, y mi forma de ser con micrófonos o cámaras delante. Es más un defecto que un rasgo deplorable, pero no voy a confesar, en una entrevista, que tengo cuatro cuerpos enterrados en un sótano, ¿no?
¿Cuál es el rasgo en los demás que te hace menospreciarte?
Tengo varios amigos y amigas con un envidiable espíritu de aventura, capaces de soportar incomodidades, tribulaciones, llagas y costras, con tal de pasar un día en la cima de alguna montaña, o bajo una cascada. Los veo, y digo…”no te costaría taaaanto ser así, Iván”. Pero luego desecho la idea y me pongo a leer a Cixin Liu.
¿Cuál es tu viaje favorito?
Siempre disfruté una tonelada ir a Bogotá. Mi familia allá es encantadora, y siempre se siente como una aventura. Recuerdo dos ocasiones especiales; una, fue cuando viajamos por tierra – dos días – con mi familia. Era niño. Íbamos en una Wagoneer. Dormimos en Cúcuta. Comí queso de hoja con papelón horas antes de llegar a Bogotá. En otra ocasión, fui con mi flaca, mi mujer. Teníamos solo unos pocos meses de novios. Me emocionó mucho hacer de guía turístico para ella, porque no solo le mostraba la ciudad, sino mis recuerdos.
¿Cuál consideras que es la virtud más sobrevalorada?
Ser ordenado. Una cierta cuota de caos es germen para la inventiva, para la creatividad. El orden como un fin, es exasperante.
¿Qué palabra o frases usas en exceso?
En la intimidad, cuando converso con mi flaca…”¿Do you feel me?”. En público, uso excesivamente los adverbios. ¿Ves? Lo hice de nuevo.
¿Cuál es tu mayor arrepentimiento?
No haber nacido millonario. No haber probado el pimentón frito años antes.
¿Cuál es tu estado de ánimo más recurrente?
“Optimista preocupado”
Si pudieras cambiar algo de tu familia, ¿qué sería?
¿Su ubicación geográfica? La diáspora nos tiene a unos en Colombia, a otros en USA, a otros en España, a otros en Holanda… si he de elegir uno de esos 4, creo que en Holanda estaríamos muy bien… hasta que el calentamiento global la sumerja.
¿Cuál es tu posesión más preciada?
Además de mi laptop, el apéndice primordial de nuestras generaciones, la franquicia de nuestro cerebro… creo que mis dibujos. Los guardo desde que soy adolescente. Además de su valor estético, son la métrica de mi historia personal. Love ´em.
¿Qué consideras que es lo más profundo de la miseria?
Los paparazzi, la farándula, y la industria de la prensa rosa. ¿Sabes que en España hay como quince revistas “del corazón”? ¿WTF?! Y esas son solo las que he contado por encima. Get. A. Fucking. Life.
¿Dónde te gustaría vivir?
Holanda. Finlandia. Noruega. Europa. Pero Europa, el satélite de Júpiter, cuando los humanos abandone(mos)n la Tierra. Buena parte de la ciencia-ficción apunta a Europa como posible asentamiento. Me gustaría llegar a verlo. No lo haré, pero me gustaría.
¿Cuál es tu actividad favorita?
Contarle a alguien, o al público, algo asombroso que leí, o que aprendí, o que oí. Es lo mejor del mundo. Principalmente, porque siento que estoy cumpliendo una labor social, pero también es ese… “orgullo benigno” de saber algo que otra persona no conocía.
¿Cuál es la cualidad que más te gusta en un hombre?
Que sea delantero del Madrid, y marque 45 goles por temporada.
¿Cuál es la cualidad que más te gusta en una mujer?
Send nudes.
¿Cuáles son sus nombres favoritos?
No los puedo revelar. Mi mujer me impondría un bloqueo, sanciones comerciales. Quiere – queremos – que haya la menor cantidad de niños o niñas con los nombres que nos gustan. ¿Cuantos Matías no habrán nacido después del de Érika? ¿Cuantas Micaelas después de la de Ana María Simon?
¿Cuál es tu lema?
“No le hagas a nadie lo que no te gustaría que te hicieran”
Fotografía: elestimulo.com