entero, probo y valiente,
de rostro exangüe y sombrío,
taciturno e inocente.
Captado había una imagen
superior a su razón,
y esa imagen luminosa
se imprimió en su corazón.
Y ya con alma ferviente
nunca miró a otra mujer,
y prometió hasta la tumba
sólo a esa imagen querer.
A su cuello, en vez de chal,
largo rosario anudó,
y ante nadie la visera
del yelmo jamás alzó.
Rebosante de amor puro
y sin cejar en su fe
con su sangre en la tizona
esto escribió: A.M.D.
En tierras de Palestina,
entre rocas abrasadas,
los cruzados invocaban
a sus lejanas amadas.
"Lumen coeli, sancta Rosa!"
fiero y ardiente gritaba,
y cual rayo vengador
muchos muslimes mataba.
De regreso en su castillo
triste y aflicto vivió,
y encerrado entre sus muros
como un demente murió.
Aleksandr Pushkin*
*Traducción de Juan López Morillas